Cuando Darwin llegó en 1832 a la Argentina en el navío Beagle, al mando del capitán Fitz Roy. Con la expedición, se iniciaban dos años de investigaciones a bordo de la célebre nave inglesa (el Beagle) cuyo objeto de estudio sería el extremo sur del continente sudamericano.
Así, los primeros europeos en acercarse al Lago Argentino, fueron Ftiz-Roy y Darwin, que en su viaje a lo largo de la tierra en 1834, remontaron el río Santa Cruz y a estuvieron a punto de llegar al lago, alcanzando el paraje del Río Bote. Pero la interminable llanura que se extendía sobre ellos pareció vencerlos y la fuerte correntada del ríoy por los vívieres que ya venían acabándose, decidieron regresar descendiendo por el río en las precarias embarcaciones en las que se habían aventurado.
Tras Darwin, llegaron otros viajeros cuyo interés científico podría estimarse parcial. Desde Buenos Aires, llegaban al corazón de la Patagonia. Por ejemplo, Enrique L. Jones, protagonizó varios viajes relacionados con la explotación de ganado en la pensínsula de Valdés, a través de los cuales acreditó el descubrimiento de la boca del río Chubut y elaboró varios mapas, uno muy valioso, de 1855, correspondiente al sector oriental de las provincias de Río Negro y Chubut.
Jorge Claraz, estanciero de origen suizo, desde el valle inferior del Río Negro, intentó alcanzar el río Chubut a través de una ruta interior desconocida por los blancos. Junto a Heusser, un geólogo suizo fue autor de obras cartográficas de alto valor que relevaban el sur de la provincia. Luego vendrían Munsters, un gran observador pese a carecer de formación científica, y el célebre Francisco Moreno, geógrafo notable y destacado antropólogo, y también los oficiales, técnicos y científicos de Roca, (jefe de la conquista del desierto). Finalmente, una serie de naturalistas viajeros, iniciaría la construcción del conocimiento científico argentino del ámbito patagónico, entre ellos, Carlos Burmeister, Moyano, Clemente Onelli, Carlos Ameghino.
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